El Principado apuesta por fusionar cada área sanitaria grande con una pequeña
Blanco afirma que lo más natural es unir las zonas de Oviedo y Cangas del Narcea, Gijón y Arriondas, Avilés y Jarrio, y las dos cuencas mineras
El mapa sanitario de Asturias pasará de tener ocho áreas sanitarias a sólo cuatro, tras un proceso en el que cada una de las tres grandes zonas de salud será fusionada con una de las pequeñas, mientras que la cuarta surgirá de unir las dos áreas de las cuencas mineras (la del Nalón y la del Caudal).
Así lo explicó ayer, en el transcurso de una visita al Hospital de Cabueñes, de Gijón, el consejero de Sanidad del Principado, Faustino Blanco. «A falta de un análisis más preciso», precisó Blanco, las fusiones más naturales unirían las áreas de Avilés y Jarrio; Oviedo con Cangas del Narcea; Gijón con Arriondas; y la ya citada de las dos cuencas mineras. «Eso parece ser lo más lógico», subrayó el consejero, quien añadió que, antes de su ejecución, se abrirá un espacio de diálogo no sólo dentro de la Administración sanitaria, sino también con los ayuntamientos. «Ellos tienen su propia perspectiva en estas cosas y yo quiero considerarla, sobre todo, porque tenemos que hacer algo muy claro», agregó el titular de Sanidad.
Esta reorganización del mapa sanitario de Asturias se llevará a cabo, según Blanco, sin poner en riesgo de deslocalización ninguno de los hospitales o equipamientos de salud que existen actualmente en la región. La idea de la Consejería es «trabajar mucho más en red», superando el ámbito territorial que rige en la actualidad, pues existe «tecnología suficiente y madurez» como para trabajar de manera conjunta entre varias áreas.
Para llevar adelante esta medida, el Gobierno asturiano tiene previsto generar un nuevo modelo de gestión que ha implicado, como primer paso, la unificación ya ejecutada de las gerencias de atención primaria y especializada de cada unas de las ocho áreas sanitarias de la región.
Así lo explicó ayer, en el transcurso de una visita al Hospital de Cabueñes, de Gijón, el consejero de Sanidad del Principado, Faustino Blanco. «A falta de un análisis más preciso», precisó Blanco, las fusiones más naturales unirían las áreas de Avilés y Jarrio; Oviedo con Cangas del Narcea; Gijón con Arriondas; y la ya citada de las dos cuencas mineras. «Eso parece ser lo más lógico», subrayó el consejero, quien añadió que, antes de su ejecución, se abrirá un espacio de diálogo no sólo dentro de la Administración sanitaria, sino también con los ayuntamientos. «Ellos tienen su propia perspectiva en estas cosas y yo quiero considerarla, sobre todo, porque tenemos que hacer algo muy claro», agregó el titular de Sanidad.
Esta reorganización del mapa sanitario de Asturias se llevará a cabo, según Blanco, sin poner en riesgo de deslocalización ninguno de los hospitales o equipamientos de salud que existen actualmente en la región. La idea de la Consejería es «trabajar mucho más en red», superando el ámbito territorial que rige en la actualidad, pues existe «tecnología suficiente y madurez» como para trabajar de manera conjunta entre varias áreas.
Para llevar adelante esta medida, el Gobierno asturiano tiene previsto generar un nuevo modelo de gestión que ha implicado, como primer paso, la unificación ya ejecutada de las gerencias de atención primaria y especializada de cada unas de las ocho áreas sanitarias de la región.
«Vamos a trabajar en adelgazar esa estructura. En períodos de crisis siempre cabe hacer una gestión con menos efectivos directivos», explicó Blanco, quien recordó que una de las primeras medidas que adoptó consistió en la elaboración de un decreto sobre la estructura del Servicio de Salud del Principado (Sespa) que supone una reducción de equipos directivos «en un 30 por ciento sólo de una tacada». El paso de ocho a cuatro zonas de salud posibilitará «una reducción de otro 30 por ciento», remarcó Blanco, quien insistió en que «todos tenemos que hacer un esfuerzo de contención del gasto».
La estrategia perfilada por el consejero ya había sido esbozada por él mismo durante su comparecencia en la Junta General del Principado del pasado 18 de julio. Entonces, Blanco no entró en demasiados detalles al respecto. Pero lo que la Consejería de Sanidad está poniendo sobre la mesa es una filosofía que está en la línea de lo recogido en un documento de trabajo elaborado por el Gobierno asturiano en el verano de 2010, que barajaba una reordenación del mapa sanitario que pivotaría sobre la alianza entre hospitales grandes y pequeños. Aquel proyecto estipulaba la posibilidad de que los médicos pudieran ser trasladados de un centro sanitario a otro, siempre que entre estos centros medie una alianza estratégica o proyectos de gestión compartida.
Acerca del traslado del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) al nuevo edificio construido en los terrenos ovetenses de La Cadellada, Faustino Blanco indicó ayer que no se trata «de un problema de mudanza, sino de formación». El consejero explicó que el horizonte de un año que se estima para completar este proceso viene determinado por la adaptación del personal «a un modelo de trabajo altamente tecnológico que requiere de la preparación de equipos, y eso es algo que no se puede improvisar», señaló.
Sobre la avería de la semana pasada, en la que el actual HUCA sufrió una interrupción del suministro eléctrico que se prolongó por un periodo de 13 horas, destacó que los «puntos críticos» del hospital funcionaron «con normalidad» y se trabajó «a plena garantía y con seguridad para los pacientes, que es lo más importante».
La estrategia perfilada por el consejero ya había sido esbozada por él mismo durante su comparecencia en la Junta General del Principado del pasado 18 de julio. Entonces, Blanco no entró en demasiados detalles al respecto. Pero lo que la Consejería de Sanidad está poniendo sobre la mesa es una filosofía que está en la línea de lo recogido en un documento de trabajo elaborado por el Gobierno asturiano en el verano de 2010, que barajaba una reordenación del mapa sanitario que pivotaría sobre la alianza entre hospitales grandes y pequeños. Aquel proyecto estipulaba la posibilidad de que los médicos pudieran ser trasladados de un centro sanitario a otro, siempre que entre estos centros medie una alianza estratégica o proyectos de gestión compartida.
Acerca del traslado del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) al nuevo edificio construido en los terrenos ovetenses de La Cadellada, Faustino Blanco indicó ayer que no se trata «de un problema de mudanza, sino de formación». El consejero explicó que el horizonte de un año que se estima para completar este proceso viene determinado por la adaptación del personal «a un modelo de trabajo altamente tecnológico que requiere de la preparación de equipos, y eso es algo que no se puede improvisar», señaló.
Sobre la avería de la semana pasada, en la que el actual HUCA sufrió una interrupción del suministro eléctrico que se prolongó por un periodo de 13 horas, destacó que los «puntos críticos» del hospital funcionaron «con normalidad» y se trabajó «a plena garantía y con seguridad para los pacientes, que es lo más importante».
«Un año para abrir el HUCA es lo más prudente»
Faustino Blanco evita, siempre que puede, aventurar una fecha concreta para la apertura del nuevo HUCA. Ayer, en Cabueñes, volvió a insistir que «un año para abrir el HUCA es el horizonte más prudente». Indicó, en este sentido, que «no es un problema de mudanza por un traslado. En esto no se puede improvisar y necesitamos que el personal se forme» antes de ir a La Cadellada, explicó. El consejero de Sanidad también se refirió al apagón vivido hace una semana en el viejo Hospital Central y a la demanda de los sindicatos que instan a acelerar el traslado. «Todo sabemos como está el viejo hospital, por eso hacemos uno nuevo», respondió.
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